SILVIA EN ZOOM O EL EMPODERAMIENTO DEL HUMANISMO EN ÉPOCA DEL CORONAVIRUS

Pury Estalayo. 23 de abril de 2020. Día del libro.

Era el día del libro sin casetas ni rosas frescas y acepté ese zoom, aunque llevaba más de un mes zoombeando más hacia dentro. Pero moderar esta reunión virtual entre cuatro mujeres escritoras promovida por mi editorial, me resultó interesante, sobre todo porque mi falta de expresión verbal me estaba empezando a causar síntomas cercanos al coronavirus, tales como un nudo en la garganta que amenazaba con cortar la respiración o transformarse en una leve, pero amenazante, tosecilla un poco histérica. Otro ingrediente que me gustó de la propuesta fue que la edad de las escritoras acogía desde una jovencísima, que la acababa de pegar con un poemario bellísimo hasta la más veterana y reconocida del grupo, que rondaba ya los 80. Yo, en los 50 muy corridos, admiraba a ambas. A la primera, sobre todo por su juventud y a la segunda por su gran erudición y por aquello de que siempre había admirado a las personas que transmiten seguridad y solvencia.  La cuarta invitada a la reunión, además de escritora/actriz, acababa de estrenar una película cuyo guión había escrito ella, objetivo nada desdeñable conseguido tan solo con 35 años. Cuatro mujeres que hasta hace poco más de un mes, en época A. de C., que no es antes de Cristo sino antes del coronavirus, hubiéramos sido invitadas para hablar sobre literatura femenina, ahora éramos convocadas para intercambiar pensamientos en época de confinamiento.

La propuesta de zoom no era a modo mesa redonda, sino a modo “lluvia de ideas” que después serían recogidas en un libro (virtual, claro) por la editorial y los colgarían (en redes, también claro). Yo, en calidad de autora/moderadora podría lanzar alguna idea si esa lluvia amainaba demasiado y, además, tendría la prerrogativa de proponer un título. Creo que esta distinción por parte de la editorial, no tenía que ver con que fuera la escritora que más libros vendía ni la más famosa, sino por tener un carácter “nada terrible”, por ser conciliadora y, por qué no decirlo, por buscar un poco la aprobación mostrándome amable y hasta simpática.

Dados todos estos ingredientes, me miré al espejo, vi que estaba presentable a pesar de haberme cortado yo el flequillo y ver de refilón, en el lateral derecho, alguna cana, y me dije: “Silvia, así no estarás del todo en la sombra…”

 Pusimos el zoom en imagen compartida y empezamos esa lluvia de palabras acompañadas de un sol intermitente en la mañana de ese 23 de abril.

Intenté encuadrar la reunión, pero enseguida me di cuenta de que las otras tres tenían muchas ganas de hablar en aquel primer plano dividido en cuatro. Como todavía no puedo poner el nombre de las autoras, me permitiré nominarlas así: casi adolescente, mujer joven, madura plus y mujer vieja… ¡no! Eso no es políticamente correcto…mejor mujer de edad avanzada.

Mujer joven

  • Nos acercamos peligrosamente a la ficción exportada de EEUU hace ya algún tiempo en muchas de sus películas. En ellas, los seres humanos, después de una vivencia apocalíptica, perdían su condición de humanidad para transformarse en robots. Estos días me ha apetecido leer de nuevo La Rebelión en la Granja de Orwell. Y todo lo que decía Wilhelm Reich sobre la plaga emocional.

Vi que la cosa empezaba un poco fuera de los cánones marcados por los criterios de comunicación en los tiempos del coronavirus así que, pensando sobre todo en la editorial, intenté reconducir la lluvia de ideas antes de que me cayera un chaparrón.

Madura plus & moderadora

  • Sí, seguro que habrá tiempo después de esta crisis sanitaria para ese tipo de reflexiones, pero en este momento, lo prioritario, creo que en eso estamos todas de acuerdo, es la salud. No hay que olvidar a los contagiados, a los muertos… ¿Cómo está siendo vuestra escritura en este tiempo tan especial?

Mujer de edad avanzada

  • Disculpa, pero creo que este tipo de reflexiones tienen que ser también ahora. En mi caso, hay algunos elementos que cada día intento incorporar a mi vida diaria, como el lavado de manos y el “quédate en casa”. Intento recordar que el ser humano no es sólo materia y que el cuidado, además de físico, debiera ser también psicológico, emocional y relacional. ¿Vosotras creéis que es adecuado que personas de mi edad pasemos este momento en soledad, desgajadas de nuestros seres queridos…?

Mujer joven

  • Totalmente de acuerdo…y en mi caso, con un niño de dos años privado de sol, aire, juego con sus iguales. El otro día pensaba que estamos olvidando que, además de los cuidados que vienen del “afuera” que nos están transformando en seres totalmente dependientes y a la espera, el ser humano cuenta en su organismo con elementos de salud física y psíquica que debemos ejercer, a pesar del miedo y la alarma, para no estar sólo al arbitrio de ese “afuera”. ¿No os parece?

 Casi adolescente

  • El martes, escuché una entrevista de un médico “medico”, quiero decir, con la carrera de medicina y más de cuarenta años de experiencia, que tenía una visión totalmente diferente sobre esta crisis sanitaria. Y no es sólo él sino muchos otros médicos, epidemiólogos, biólogos de todo el mundo que están aportando otros elementos a tener en cuenta para esta pandemia, y parece que no les permite estar presenten en los medios de comunicación. Solo en blogs y medios más alternativos. Yo creo que, aunque tengamos que respetar las normas fijadas por la OMS y por Sanidad, ¿no debiéramos seguir incluyendo, visiones, matices, otras voces médicas, información sobre países que toman otras medidas diferentes? Vamos, los contrastes. Es importante que el confinamiento obligado del cuerpo no confine también nuestro pensamiento, ¿no? Me da un poco de miedo esto del pensamiento único…Creo que siempre es bueno enriquecer las aportaciones. Siempre será mejor el resultado.

Me empezaba a entrar ese sudor frío que últimamente me acompañaba y volví a intentar reconducir este zoom que no era tan agradable como el de la clase de baile a la que me conectaba todos los lunes por la tarde.

Madura plus & Moderadora

  • Es importante que cada profesional hable de lo que más conoce. Hay que tener en cuenta las fake news y no confiar demasiado en teorías del complot o de conspiraciones de poderes en la sombra. Considero que, estaremos todas de acuerdo, en que es muy importante la responsabilidad de todos y cada uno de nosotros y seguir las normas de los que saben. Pero, sobre todo, lo que puede interesar a nuestros lectores es si hay alguna primicia de relatos escritos en confinamiento…

Mujer joven

  • ¡Pero ella estaba hablando también de profesionales! Claro que hay que escuchar a los que saben y respetar las medidas lógicas y cuidados a uno mismo y a los demás, pero sin perder la capacidad crítica por la que en distintos foros hemos abogado. ¿No era así nuestro mundo, antes del coronavirus? Te pongo un ejemplo, al escuchar hablar sobre las donaciones de Bill Gates dirigidas a la OMS ¿ahora debemos olvidar quién es este señor? Debemos decir: “qué bien, ¡qué filántropo” ¡No, no, repasemos su trayectoria y estemos muy, pero que muy atentas a su futuro! Pero vamos a ver ¿en manos de quien está la OMS???

 Madura plus & moderadora

  • Pero chicas, lo importante es que se investigue, que logremos vencer la pandemia y que la lucha contra el coronavirus acabe de una vez.

Mujer de edad avanzada

  • Como escritora, en estos días me he preguntado muchas veces sobre la importancia de los significantes en lo lingüístico y si podrían haber cambiado las acciones en torno a esta crisis sin esa terminología bélica extendida por el mundo. “El personal sanitario está en la primera línea en este frente…todos somos soldados quedándonos en casa…venceremos al virus… ya sabéis que soy defensora y militante de lo público, pero, a estas alturas de la vida y aprovechando esta crisis, creo que nuestro pensamiento debería ir un poco más allá. Me gustaría no quedarme en lo evidente, sino pensar en qué sanidad pública quiero, bajo qué criterios de enfermedad o salud y qué me gustaría o no que se incluyese en ese sistema de salud pública…No es una cuestión de forma, es de fondo, de raíz.

Mujer joven

  • Así es, para mí la salud no se construye solo desde la “defensa” física, algo por otra parte imposible por el simple hecho de estar vivo, sino también desde el cuidado psíquico, emocional y, sobre todo, afectivo. Estar vivo implica un riesgo que habrá que asumir si no queremos estar inmersos exclusivamente en la búsqueda de la supervivencia.  Yo quiero vivir, no sobrevivir sólo. Sin olvidar que, así como existen efectos placebos, también existen efectos nocebos. La alarma, sin lugar a duda, es uno de esos efectos.

Casi adolescente

  • Sobrevivir…como la canción de Mónica Naranjo que cantan en los balcones. El otro día una amiga, bueno ahora no sé si lo es tanto, me acusaba de insolidaria por no salir a aplaudir. Yo le intenté explicar que para mí la solidaridad era otra cosa y que respetaba a quien lo hacía pero que existían diferentes modos de entender la solidaridad. Por ejemplo, mi madre está bajando la comida a una mujer de noventa años que vive en el primer piso y que estaba sola y tumbada en el sofá todo el día, pidiendo la muerte. Yo, a veces la acompaño y le leo mis poemas mientras come, porque dice que le gustan mucho.  Y otra cosa, en esos momentos de aplausos colectivos, además del “Resistiré” del Dúo Dinámico ya están colando el “Qué viva España” de Manolo Escobar…me niego. Aunque me parece muy bien que lo haga a quien le sirva y le parezca bien, oye. Yo no les critico.

Veía que esto era irreconducible así que, aprovechando que en la editorial me habían dicho que fuera una reunión corta para que la transcripción posterior no se nos complicara, sumado a que veía que se pasaban mi moderación por las narices, propuse que, para concluir, cada una dijera algo a modo de resumen.

Mujer joven

  • Quiero defender los valores de la democracia en un presente sin ella para poder tener la posibilidad de decidir, en un momento futuro en el que la epidemia se haya “vencido”, hasta dónde estoy dispuesta a entregar mi libertad en pos de luchar por un enemigo “externo”, aunque este sea un virus con corona. Tanta cifra y tan poco comparada con otras cifras mucho mayores de otras pandemias, de otras enfermedades…Me repito, como los ejercicios diarios de euritmia, que nunca el miedo y la alarma han sido buenos consejeros para ejercer como seres humanos, muy al contrario, desde la paranoia a la que esos elementos conducen solo podremos seguir, como ciegos, lo que marquen los que se erijan en salvadores. La historia tiene demasiados ejemplos de ello.

Casi adolescente

  • Pues quiero mandar todo mi cariño a los que están enfermos, a los que han sufrido pérdidas. Y decir que me alegra un montón que ya vayan a salir los menores de 14 años. ¿Para cuándo los jóvenes? En cierto modo, somos los grandes olvidados. Tengo tantas ganas de quedar con mis amigos y darle el libro de poemas de amor a mi chico. Acabábamos de empezar a salir…a veces me pregunto si será todo igual, si nos besaremos como antes, o con mascarilla. Y no hablo de la externa que, además he escuchado que no sirve demasiado, sino de la interna. ¿Tocaré su piel sin guantes? Y muchas gracias a la editorial por esta oportunidad de expresión.

Mujer de edad avanzada

  • Me hubiera gustado poder elegir cómo quiero morir. Quizá prefiera hacerlo de coronavirus o cualquier otra enfermedad, que comparte el palmarés con ese virus, que de soledad, tristeza y miedo. Quiero abogar por una vida que considere al ser humano como sujeto y con mucha más complejidad, es decir, con la complejidad humana. No quiero vivir el resto de mi vida, lo que me quede de ella, si me salvo de esta pandemia, dentro de una película de ciencia ficción en la que no pueda abrazar a mis nietos ni respirar en la presentación de mis libros, al lado de la gente. No quiero vivir dentro de otra pandemia para la que será más difícil encontrar una vacuna. Este momento de confinamiento, de falta de libertad y de derechos, tiene que ser transitorio y, para ello, debemos ir proyectando imágenes hacia lo presencial y lo humano. Nuestra energía creativa debe imaginar un mundo vivo, no digitalizado, no robotizado. Sólo desde ese imaginario podrá reconstruirse el humanismo. Me gustaría dejar un título para esta reunión, si me lo permitís por veteranía.

Además de no dejarme moderar, tampoco elegiría yo el título. Se ve que mi vida no cambiaba mucho, a pesar de que muchas voces decían que esta crisis serviría para construir un nuevo mundo. Un mundo bajo premisas más ecológicas del ser humano con el medio, con su tiempo. En fin, que era un momento sanador. Pero parecía que a mí no me sanaba ni el coronavirus, así que sonreí y le dije “claro, claro…”

Mujer de edad avanzada

  • El empoderamiento del humanismo. Así la titularía.

Me despedí con la cortesía de rigor, les indiqué que les haría llegar el borrador de la editorial, antes de su publicación y a casita.

Al mirarme en el espejo, este pasó de la opción pantalla completa a pantalla compartida. Apareció ante mi vista un espejo dividido en cuatro partes: una Silvia, casi adolescente; otra Silvia joven, apenas sin arrugas; una tercera Silvia madura, ya entradita en años y todavía en el intento de moderar su vida; y la Silvia de una edad avanzada que, al acercarme más al espejo, vi que quiñaba pícaramente un ojo.

Ya decían los responsables de la salud pública que debíamos cuidar en el confinamiento los aspectos psíquicos para no llegar a hablar con las plantas. Me apuntaría, además de a la clase de baile, a otro zoom de alguna propuesta sobre el control de emociones en situaciones de encierro.

Respiré, tal y como también aconsejan. Por lo menos, el nudo en la garganta se había ido. Quizá, un día más me había librado del coronavirus.